El trikini (o bikini unido por una pieza extra, que suele situarse en la zona frontal) es un invento del genial diseñador Rudi Gernreich, también inventor del “Monokini”. Rudi Gernreich (1922-1985) merece por este, y otros innovadores diseños, un capítulo a parte en el mundo de la moda, junto a su inseparable modelo Peggy Moffitt, que convirtió en icono la propuesta estética del creador austriaco. Las bellas actrices Brigitte Bardot y Ursula Andress, se cuentan entre las primeras usuarias de esta curiosa prenda de ropa.
Entre las celebritties e it girls adeptas al trikini, también es correcto escribir triquini, encontramos a la millonaria Paris Hilton o a la cantante Beyoncé, y es una pieza a la que Ana Obregón fue fiel en sus “posados de verano”.
Uniones con cadenas, argollas, piezas de tela cruzadas, y otras variaciones del triquini no han cesado desde los años sesenta hasta hoy, con propuestas desde firmas como Versace, y también desde las cadenas de tiendas de ropa low cost.
Existe la leyenda de la incomodidad del triquini, argumentando que deja más marcas sobre la piel al exponernos al sol. Pero por un lado, una marca más o menos no representa mucho problema si somos habituales del bikini en dos partes y ya no digamos si acostumbramos a usar bañador. Y por otro, el triquini es una prenda con mucho glamour y posibilidades a la que no hay que limitar al uso práctico de la prenda de baño, pues puede usarse como top, queda elegante en piscinas y fiestas de jardín, y es la prenda ideal para la media tarde cerca del mar.